(reflexión libre sobre la muerte)
En nuestra cultura, la muerte no tiene buena
prensa, nunca ha sido bien recibida, ni siquiera en las ocasiones en las que ha
sido anunciada con suficiente antelación y estaba más que asegurada su
presencia, ni siquiera cuando ha sido deseada pues, hasta en esas ocasiones,
aparecía un adversario que pretendía detenerla: el instinto de supervivencia.
Desde que venimos al mundo se nos habla con
entusiasmo y emoción del momento del nacimiento, todo cuanto rodea al proceso
de nacer está suficientemente explicado y documentado, se nos presenta como
algo bello, de hecho, lo es, parir es uno de los actos más hermosos que nos
brinda la naturaleza, igual da que sea un bebé humano, un cachorro de leona, un
jabato o un delfín.
Sin embargo nadie habla explícitamente de la muerte
ni se hacen documentales sobre ella, la muerte no es hermosa, es fea, no son
bonitas las imágenes donde aparecen muertos, sean estos de la clase que sean, no
es agradable la muerte, no genera simpatías, sino un profundo rechazo que la
mayoría de las veces roza el miedo. La muerte siempre va asociada a la angustia
y al dolor, emociones ambas nada deseables que generan sufrimiento.
Por supuesto que hay muchos tipos de muerte, según
las circunstancias, la edad de la persona que fallece, el entorno y la familia
que le rodea, la muerte se asume de mejor o peor manera, a veces con
resignación, cuando sucede en la vejez…. ”es ley de vida, había llegado su
momento… ”, otras con una tremenda rabia e impotencia, cuando es prematura,
inesperada, inoportuna, incomprensible, dramática e injusta… “por qué, si
estaba en la flor de la vida…”.
También es diferente la muerte, según sean la
cultura y las creencias de quienes la viven de cerca, como son diferentes los
rituales, las ceremonias y todo cuanto la rodea, dependiendo de la
significación que para cada grupo humano tenga…..
Así las cosas, ante tal suerte de desinformaciones,
prejuicios, significados dispares, dudas, certezas e incertidumbres que la
muerte genera, se me ocurre lanzar al aire una reflexión libre y muy personal,
planteada a partir de la hipótesis de que la muerte, en realidad, no
existiera…..
Si fuera verdad…..
Si se tuviera la certeza absoluta de que esta vida
es sólo un lugar de paso, un sitio por
el que transitar de aquí para allá, con un tiempo para cada cosa, nacer,
crecer, envejecer, pasear, bailar,
bañarse en el mar o esquiar en la nieve; un gran teatro en cuyo escenario se
representa la obra magistral que en definitiva es nuestra propia vida, mezcla
de novela rosa, crónica negra y realidad virtual….
Si fuera cierto que después de esta vida hay otra
vida, que la vida no acaba aquí, que no existe la muerte, que simplemente
fallece la envoltura, que del mismo modo que el marchito capullo le da la
libertad a la mariposa, nuestro envoltorio, nuestro cuerpo físico, se muere
para que podamos SER completamente libres, con el único ropaje de todo lo
aprendido, lo errado, las lágrimas y las risas, la experiencia acumulada, las
vivencias y el amor que hemos tenido la ventura de saborear, disfrutar y
compartir con tanta y tanta gente conocida, gente de siempre, gente de un rato,
gente que estuvo, gente que ya no está, gente de paso, gente que siempre se
quedará…
Si fuera verdad que no existe la muerte y de
existir, si fuera posible que fuera efímera, pasajera, temporal, que en ningún
caso signifique un final, sino todo lo contrario, que se pueda pasar por ella
de puntillas y de un brinco saltar al otro lado y comenzar una etapa distinta y
cambiarse el vestido y los zapatos…..
Si fuera verdad que tras la muerte hay vida, que el
punto y final se desvanece en un punto y aparte sereno y confiado, para
continuar, una vez traspasado el umbral de la muerte, el ciclo inexorable de la
vida….
Si realmente fuera verdad, que no existe la
muerte…. morir de amor ya no tendría sentido, el crimen pasional no existiría,
ya no habría suicidios ni homicidios, la muerte dejaría de ser un negocio, cerrarían
las fábricas de armas, los depósitos de cadáveres y los tanatorios, se
acabarían las misas de difuntos y los cementerios pasarían a mejor vida…..
Carmen Rocamora
(contadora de historias)
9 de octubre de 2013
Yo creo que tenemos otro lugar al que ir, estamos de transito, pero aun sabiendo que luego viviremos en un palacio, nos resistimos a mudarnos. Y todos sabemos que nos vamos a morir, lo complicado seria saber cuando. Me has tenido un rato pensando en lo que dices. Buenas noches
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