Yo tenía 20 años cuando murió Franco, nací pues en
pleno desarrollo del franquismo, en la década en la que se puso fin al
aislamiento político que el régimen había propiciado y se firmaron con los
Estados Unidos, los acuerdos bilaterales que permitían la instalación en suelo
español de bases militares norteamericanas, a cambio de una ayuda económica que,
si bien no se podía comparar con el Plan Marshall que recibieron otros países
europeos, significó para los niños de mi generación la aportación de un vaso de
leche en polvo que nos repartían en el patio del colegio a la hora del recreo,
un rato antes de formar todos en fila y cantar el cara al sol.
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Niños
y niñas en la Escuela San Francisco de Asís, en 1969. (Arjones,
AMA)
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Mis padres no hablaron nunca conmigo de política,
ni jamás les escuché expresar ningún tipo de opinión, había
que callar y andarse con cuidado, aprendí que no debía repetir comentarios o chistes que sobre el régimen
pudieran llegar a mis oídos…., ellos tenían 8 y 9 años cuando un ejército
rebelde se había sublevado contra el estado de derecho representado por la II
República, habían vivido el miedo, los bombardeos, el hambre, el frío y toda
suerte de penalidades, mi madre perdió a su hermano mayor que enfermó de
tuberculosis en un campo de concentración al que fue a parar tras la victoria
de los “nacionales” y murió con 31 años dejando viuda y dos niños pequeños….
Y sin embargo, nunca escuché a mi madre ni a mis
abuelos una sola crítica contra el Caudillo…., ni percibí en ellos ningún
sentimiento cercano al rencor, al resentimiento o al odio….., el dolor había
sacudido sus vidas y anestesiado cualquier otro sentimiento y sólo quedó el
miedo, mucho miedo… Y se convencieron,
como otros miles de españoles, de que lo importante era que con Franco se vivía
en paz y que tenían que dar gracias por tener trabajo y salud, tengo un recuerdo claro y
nítido de esta idea: “con Franco había vuelto la PAZ” y aquí es de justicia
reconocer a la Iglesia Católica sus méritos, por la piadosa labor realizada
durante todos los años de dictadura dando soporte y propaganda a esa imagen
pacificadora del Generalísimo.
Me costó bastante entender la ausencia de criterio
o ideología de mis progenitores, su abnegado esfuerzo por cumplir las normas y
asumir las prohibiciones y las injusticias sin rechistar, incluso después de
que el régimen desapareciera con la muerte de Franco…, ahora que son ya
ancianos, no faltan nunca a votar cuando hay elecciones y creo que lo hacen más
porque piensan que es lo que hay que hacer, que porque lo consideren un derecho
que durante muchísimos años les estuvo negado…. y por fin lo entiendo, dejando mi mente libre, mi corazón me lleva a
lo que les tocó vivir y puedo ver a dos niños a quienes pilló la guerra en pleno
aprendizaje de lo más básico, que tuvieron que dejar la escuela y los juegos, que
vivieron el horror, la muerte y el hambre y más tarde la etapa del estraperlo,
de las denuncias entre vecinos, la represión de la Iglesia y del Estado en
todos los aspectos de sus incipientes vidas ….
Y acabo entendiendo también cómo es que yo soy tan
diferente a ellos….
Jamás recibí consigna alguna, pero evidentemente
crecí observando y absorbiendo todo lo que se cocía a mi alrededor, toda la
represión con la que se sostenía esa paz que los españoles “padecían”,
convencidos de que la “disfrutaban”….
Lo cierto es que a los 20 yo empezaba a tener una conciencia
política bastante definida, es decir, tenía clarísimo que mi vida se había
desarrollado hasta entonces en un mundo ausente de libertades y sobrecargado de
miedos, en el que cuando llegaba la etapa previa a la Cuaresma, los niños nos
disfrazábamos pero los adultos no, porque entonces no existían los carnavales,
estaban prohibidos…., al parecer podían dar lugar a que bajo un disfraz
cualquiera algún rojo enmascarado diera un disgusto……
No pude ir a la Universidad cuando correspondía
porque ese era un coto cerrado a los hijos de la clase obrera, porque lejos de
poder pagarme unos estudios superiores, lo que mis padres necesitaban era que
me pusiera a trabajar cuanto antes, así que estudié un Secretariado y compaginé
mis estudios ayudando en un pequeño negocio familiar y más tarde, a partir de
los 15 años, trabajando media jornada en el despacho de un abogado.
Con 20 años se tienen claras muchas cosas sin
necesidad de que nadie te las haya contado, sin necesidad de que nadie te coma
la cabeza…, además siempre he sido de comerme el coco yo sola, sacando mis
propias conclusiones y forjando mis ideas, mis sueños y mis prioridades….,
A partir de ese 1975 de la muerte de Franco y de
mis 20 años, en el orden político viví la Transición, la legalización del
Partido Comunista, la Constitución de 1978, el asalto al Congreso el 22F de
1981, la victoria del PSOE de 1982…
En el ámbito personal, me casé por la Iglesia y
bauticé a mis hijos…, pero pronto la propia Iglesia como institución y sus
representantes como instrumentos o instrumentalistas, acabaron con la débil fe
que me fue inculcada por tradición, de modo que mis hijos han recibido una
educación ausente de credos y rezos y basada en valores y normas de respeto y
convivencia, hemos procurado siempre enseñar
con el ejemplo, responder a sus preguntas, dándoles protección y
libertad al mismo tiempo…, jamás les
hablamos del pecado, pensamos que es un invento cuya finalidad es el control,
la manipulación y la represión…., las conductas de cada cual han de ser
juzgadas por la propia conciencia, no por un cura oculto tras las bambalinas de
un confesionario..
Durante la etapa escolar de mis hijos, forme parte
activa del APA del colegio público al que asistían y pertenecí al Consejo
Escolar del centro, fueron años de lucha por conseguir que la escuela pública
se dotara de infraestructuras y medios que la equipararan, siquiera mínimamente,
a los colegios privados concertados. En nuestro Colegio fuimos pioneros en
muchas cosas, las madres y padres que esos años nos unimos como una piña con
una buena parte del profesorado, logramos poner en marcha un aula de
informática, clases extraescolares, clases de gimnasia para los niños de
preescolar (que por Ley no se contemplaba ni se sufragaba), que se dotara al
patio de elementos imprescindibles para que el alumnado pudiera practicar
algunos deportes y mucho mas…., todo ello a base de innumerables gestiones con
el Ayuntamiento y/o la Consellería, incluso en ocasiones cortando calles o
manifestándonos….., fue una labor bonita y tan intensa, que aún sigo hoy
manteniendo relación con algunas madres del APA y como les ocurre a ellas y a
otros muchos padres y madres, se me llevan los demonios cuando veo lo que está
pasando con la enseñanza pública.
Todas las actividades en las que me involucré en
aquellos años las compaginaba con el trabajo, la casa y la educación de mis
hijos, hasta que con 40 años cumplidos y teniendo mis hijos 13 y 9 años, decidí
agregar a todo ello la persecución de un sueño: vivir la experiencia de
estudiar una carrera universitaria, para lo cual primero tuve que superar la
prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años y ese mismo año inicié
mis estudios universitarios en la Licenciatura de Historia, finalizándolos en
el año 2004, poco antes de cumplir los 50.
Todo lo anterior no es más que un breve retrato, a
través de mis vivencias, de la evolución
de un país, en un periodo de tiempo de tan sólo 37 años!!, son situaciones y
experiencias que podrían pertenecer a cualquier hombre o mujer de mi generación
y el motivo de contarlo, porque en todo ha de haber un motivo, no es
otro que la necesidad de desahogar la
angustia que me produce pensar que las cosas puedan volver a ser como fueron…..
Naturalmente que tengo unos maravillosos recuerdos
de mi infancia y de mi juventud, claro que me siento una privilegiada por haber
sido testigo de unos acontecimientos que ya tienen la consideración de
históricos…., pero no deseo que mis hijos tengan que luchar por las mismas
cosas que ya se consiguieron, ellos han podido elegir ir a la universidad o no,
porque ya no era un privilegio de las clases pudientes, sino un derecho de
cualquier ciudadano, y no deseo que mis nietos, si algún día los tengo, se
encuentren con un panorama similar al que viví yo, porque según recientes
declaraciones del Sr. Wert, Ministro de Educación, sobran universidades en
España!!, hay demasiados licenciados sin trabajo!!!...., poco falta para que se
nos diga abiertamente que los ciudadanos de este país han alcanzado un nivel de
formación peligroso, porque piensan por sí mismos y eso genera protestas y
descontentos……., de hecho, ahí está la
reforma del Código Penal… y tantas y
tantas cosas mas que significan un paso atrás y tal vez sean irrecuperables por
mucho tiempo, es tan descabellado e injusto lo que está sucediendo……
Me indigna que se destruya lo que con tanta
ilusión, empeño, valor y esfuerzo hemos logrado en tan poco tiempo y, por lo
que a mi respecta, no estoy dispuesta a consentirlo…..
No lo consintamos, no desandemos lo andado, porque
tenemos un presente que es nuestro y porque hubo un tiempo pasado que no fue
mejor.
Carmen Rocamora
(contadora de historias)
18 de abril de 2012