A modo de presentación....

Siempre me ha gustado escribir, cuando una emoción me desborda y los sentimientos se me alborotan, escribo.....
Este rincón parece un buen lugar para compartir todo eso que escribo y también aquello que no me pertenece y que, recogido de diferentes fuentes, he tomado prestado.....
Y ya puesta a compartir, os dejo una relación de mis libros favoritos, una pequeña y variada muestra de la música que me gusta con enlaces a YouTube, algunas noticias y artículos de actualidad o divulgación...., en fin, de todo un poco


martes, 24 de abril de 2012

Gente que viene y va


En la vida hay un momento para cada cosa, lo cual no quiere decir que si dejamos pasar ese momento  determinado, no podamos recuperarlo en otro momento…., de eso trata la vida, de momentos, ráfagas, instantes, aludes, cada cual utilizará la denominación que más se ajuste a la sensación o la emoción que nos haya proporcionado ese lapso de tiempo indeterminado, ese momento, ese instante, esa ráfaga, ese alud…..

También en la vida hay personas para cada cosa o para cada momento o para cada circunstancia, o para siempre…., está la familia, esa que nos viene dada y que, por regla general, es para toda la vida, están las amistades que se van fraguando en nuestro recorrido por la vida, en la guardería, en el colegio, en el instituto, en la universidad, en la oficina, en el taller, en la mili (bueno, eso antes, ahora ya no),…..

En la vida de cada persona, está toda esa gente que…. viene y va

Con toda esa gente, a veces, se fragua una amistad…., algunas de esas amistades se prolongan en el tiempo y nos acompañan siempre, aunque cambie la frecuencia, la cercanía o la afinidad que hubo cuando surgió la amistad, otras en cambio, por la razón que sea, se diluyen y mueren, tal vez para dejar hueco a otras amistades que están por llegar.

No todas las amistades son iguales, sencillamente, porque ninguna persona es igual a otra y porque los vínculos que se establecen y las circunstancias que concurren, son siempre diferentes.

La amistad no tiene tiempo, ni lugar, ni condición, ni premeditación, es intemporal, apátrida, incondicional y espontánea y sobre todo, es única y distinta con cada una de las personas a las que podemos llamar “amiga o amigo”, aunque todas esas personas tienen una cosa en común: tenemos la certeza de que ahí están, por mucho tiempo que haya pasado desde nuestro último encuentro, nuestra última comida, nuestra última conversación o nuestro último correo electrónico…., si necesitamos acudir a esa persona, la encontraremos y si necesitamos hablar, nos escuchará, si necesitamos amparo, nos prestará un sofá y una manta, si necesitamos consuelo, nos acogerá entre sus brazos y nos abrazará tan fuerte que sentiremos que somos la persona más afortunada del planeta y si necesitamos que nos digan la verdad, aunque ésta no sea agradable, seguro que nos la dirá, porque la verdadera amistad no necesita disfrazarse con adulaciones ni falsedades, la verdadera amistad es genuina, sincera y leal.

Con el resto de la gente con la cual nos relacionamos sin que llegue a consolidarse una amistad, también podemos sentirnos a gusto, podemos reír, podemos llorar y hasta podemos intercambiar una confidencia o un abrazo…. 

Y...., está esa otra gente que viene a nuestro encuentro y sin necesidad de quedarse, sin compromiso, sin apenas conocernos, comparte con nosotros una ráfaga o un instante maravilloso, nos regala un momento o un alud inolvidable y luego, se va…..

Carmen Rocamora
(contadora de historias)
22 de abril de 2012

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