Décimo día de confinamiento,
no salimos para nada,
nuestros hijos se ocupan
de hacernos la compra.
La traen, la dejan… y se van
nos saludamos de lejos,
nos enviamos besos con las manos
se escapa una lagrimita…
de vez en cuando
Esta mañana,
al poner el desayuno a mi madre
observo que no quedan apenas
sobrecitos individuales de azúcar
Nosotros no tomanos,
ni en el café, ni en nada
sólo mi madre toma azúcar…
Pienso que ya envié anoche
a mi hijo pequeño,
la lista de la compra
y que no es cuestión de marear
añadiendo ahora un elemento más
Así que, he rescatado
el viejo azucarero de mi madre
ella, cuando lo ha visto,
se ha quedado pensativa
y ha murmurado….
“madre mía, cuánto tiempo!”
Estamos inmersos en un momento único,
excepcional, inédito, global…
que tal vez nos lleve a tener que rescatar,
de manera emocional o práctica
costumbres, hábitos, elementos
de otro tiempo pasado
como me ha sucedido a mí hoy
con el azucarero de la iaia
Pero esto es sólo,
la reflexión de una confinada
Ánimo, cuidaos mucho
y quedáos en casa!
Carmen Rocamora
(contadora de historias)
23 de marzo de 2020 (10º día del estado de alarma)
Mucha razón tienes, sigue contándonos historias...😘👍
ResponderEliminarA cuidarse, a cuidar, a mimarse y a mimar. Son tiempos de compartir nuestra vida en casa, con la familia y con los amigos, para acercarnos y llevar mejor este día a día confinados. Un abrazo virtual tía!!!😘
ResponderEliminarY el mandil...ayer me acordé de los delantales....
ResponderEliminarNo volveremos a ser los mismos después de esto, y a pesar de que está siendo duro, creo que no seremos los mismos para bien: valoraremos más esos instantes juntos a los que antes no dábamos importancia ��
ResponderEliminarYo también uso el azucarero de mi madre. Me gusta usar cosas de las personas q han sido importantes en mi vida.
ResponderEliminarY si,esto va a suponer un antes y un después.
Gracias por los ánimos :) :)