La situación que estamos viviendo nos está afectando a todas y a todos, sin duda alguna, con independencia de cuales sean las circunstancias de cada cual, en lo personal, económico y social, que ese tema sería muy extenso de tratar y sobre el que únicamente puedo aportar que soy consciente de la situación privilegiada que tengo, con respecto a otras personas y a otras familias.
Y dicho esto, voy a lo mío, a lo que para mí supone
lo peor del confinamiento, que no es ni más ni menos que el alejamiento forzoso
de mi pequeña familia, el no poder verles, tocarles, abrazarles… si ya sé, no
estoy descubriendo nada que no sienta cualquiera, claro que sí, pero es que en
mi caso, el domingo es el día de juntarnos todos en mi casa y de cocinar para
ellos, una de las cosas que más satisfacción me produce y por las que más vale
la pena haber parido dos hijos y tener dos nietos….
Preparar desde la tarde anterior o desde primera
hora de la mañana la comida, intentando innovar a veces y recurriendo otras a
los platos que sé que más les gustan, disfrutar haciéndolo, con paciencia y
calma, porque es como mejor resulta cualquier plato y porque a estas alturas ya
estoy yo muy lenta y he de hacer las cosas así, con calma, muchaaa calma….
Intentar tenerlo todo preparado para cuando ellos
empiezan a llegar, para que no me encuentren liada todavía entre fogones,
aunque a veces eso no lo consigo, la verdad, pero tiene el encanto de que
comenzamos las charlas todos juntos en la cocina, mientras picamos algo y
tomamos un vermut o una cervecita.
Disfrutar de las charlas de Ángel, mi nieto mayor,
que ya está hecho un hombrecito y participa en las conversaciones como si ya
fuera un adulto, es divertidísimo escucharle…., de los cambios que a diario se
van viendo en Mateo, el chiquitín, aunque este dichoso confinamiento nos está
impidiendo participar en vivo y en directo de sus avances, sus intentos de
charlar, balbuceando los típicos “ajos”, sus risas, su curiosidad que ya
empieza a ser evidente….
Compartir experiencias, preocupaciones, proyectos,
opiniones…., mientras se prepara la mesa, mientras comemos y con el café y la
sobremesa llegan las bromas y las risas…., porque en esta familia, la risa es
una constante y la estoy echando muchísimo de menos….
Hoy, un domingo más de confinamiento, siento una
enorme tristeza por no teneros aquí, por no poder cocinar para vosotros, por no
poder abrazaros, achuchar a mis dos pequeñines y compartir charlas y risas….,
para aliviar un poquito esta sensación, imagino que os tocó vivir fuera, en
otro país, por motivos de trabajo y que pronto, muy pronto, tendréis vacaciones
y podréis venir a visitarnos…. En realidad, es lo que probablemente les sucede
a muchas familias, sin necesidad de que exista un confinamiento…
Nuevamente y por encima de todo, un domingo más de
confinamiento, a pesar de la tristeza que siento, agradezco la suerte que
tengo!
Buen día a todas y a todos, mañana quedará un día
menos para abrazarnos!
Carmen Rocamora
(contadora de historias)
26 de abril de 2020