Son necesarios, son inevitables
hay que aceptarlos y a veces, provocarlos
aunque nos cueste un mundo
aunque tal vez generen sufrimiento
Hemos de aceptar que no todo es duradero
que tanto los afectos, como los cachivaches
han de ser desalojados a tiempo
cuando ya no aportan nada
Cuando ya no provocan dicha
cuando ya ni los miramos
cuando se guardan en un rincón del alma o del armario
por no saber qué hacer con ellos
Es bueno y saludable practicar el desapego
a veces se nos presenta impuesto
y se agradece, aunque cueste reconocerlo
aunque escueza un poco durante un tiempo
Otras veces, a pesar de un recóndito rechazo
hay que armarse de valor y
como si la vida nos fuera en ello
hemos de decidirnos y aplicarlo
Con personas, plantas y objetos varios
(a los animalitos, ni mentarlos)
se trata de ir cortando relaciones
con algunos congéneres que ya nunca nos buscan
Con objetos que ya no utilizamos
con esa ropa que menguó dos tallas
con todo aquello guardado por nostalgia
o por si acaso…..
Aunque bueno, dejar alguna pequeña cosa
digo yo que tampoco será malo
que a mí, a pesar de todo lo anterior,
me cuesta mucho practicar el desapego
Buenas noches, dulces sueños!!
Carmen Rocamora
(contadora de historias)
27 de septiembre de 2019