Hay muchas maneras de afrontar la vida, aunque
ninguna es mejor que otra, cada ser humano elige en cada momento el modo de
actuar ante cada una de las situaciones que la vida plantea. Vivir es eso,
actuar, la vida es acción…, lo inerte no es vida, es muerte.
Y como la vida no es un sendero llano, sino que
tiene baches, cuestas, rincones y precipicios, hay que armarse de valentía para
arriesgarse en cada momento a actuar, para decidir qué acción tomar a sabiendas
de que no siempre se acertará, pues existe el mismo porcentaje de acierto que
de error, a pesar de que, algunas veces la acción elegida resultará que no fue
la mejor…, pero es la que decidimos tomar y eso, por sí sólo, nos debería
bastar. Elegir la acción sabiendo de antemano el resultado final, sería trampa
y carecería de la emoción, la incertidumbre, la ilusión, el coraje, el
entusiasmo y la fuerza con la que debería ir acompañada cualquiera de nuestras
acciones, ya que, en ello, nos va la vida……
Tomar decisiones y llevar a cabo acciones es propio
de cualquier ser humano, hacerlo en pos de una ilusión, un sueño, un reto, un
objetivo exclusivamente genuino y personal, asumiendo posibles errores, inconvenientes
o riesgos, es lo que convierte al ser humano en un valiente.
Valentía no es utilizar la fuerza, no es empuñar
armas y ganar batallas que, en definitiva, nos son ajenas, la valentía consiste
en vencer obstáculos, lograr objetivos y cumplir sueños.
Buenas noches, dulces sueños….
Carmen Rocamora
(contadora de historias)