Se acercan unas
fechas especiales, los últimos días de un año que termina, los primeros
momentos de un nuevo año que nace, se agolpan en el pecho intensas emociones,
contradictorios sentimientos, sensaciones raras, mientras, ahí afuera, una vez
más, se encienden las luces de colores, para ocultar más que nunca el mundo de
las sombras.
Es tiempo de
nostalgia, por todo aquello que fue y ya no es, por todos quienes estuvieron y
ya no están, por cada instante que con certeza sabemos hoy que fue irrepetible.
Y es tiempo de
esperanza, de ilusión, de sonrisas y abrazos, por aquello que está por venir,
por lograr mañana los sueños de hoy, por compartir con quienes están y
disfrutar del momento, tal como este sea, tal como cada cual quiera y lo
sienta.
Se llama Navidad
siempre, pero no siempre es igual, cada año es diferente, en cada lugar es
distinta, pero sin duda alguna, es un tiempo que se vive de manera especial, ya
sea desde la abundancia o desde la más absoluta necesidad, desde la alegría o
desde la tristeza, en compañía o en soledad, es un tiempo en el que cada
situación, cada sensación, cada emoción, cada minuto… se vive con una mayor
intensidad.
Es un tiempo en el
que la abrumadora nostalgia sólo puede hallar consuelo con una esperanza nueva,
aquella que se construya desde un proyecto ilusionante soñado por cada cual.
Disfrutad de la
nostalgia sin perder nunca de vista la
esperanza y sin dejar de soñar.
Carmen Rocamora
(contadora de
historias)
18 de diciembre de
2013