Estos días estoy aprendiendo mucho de la escuela de
la vida, de una manera consciente; recibo clases de como comprender,
interpretar y aprovechar todo aquello que está en la naturaleza y que, en el
día a día, por no detenernos un momento a observar, no llegamos a percibir, no
somos conscientes de cuanto nos rodea, se nos escapan tantos detalles!!
La vida se compone de una sucesión de etapas y
cambios y, en ocasiones, estos tienen lugar de un modo masivo y vertiginoso, es decir, suceden muchos e importantes acontecimientos de forma
simultánea y, en consecuencia, los
cambios son tan brutalmente rápidos que cuesta aceptarlos y encajarlos.
Es entonces cuando se pone a prueba la capacidad de
adaptación del ser humano, junto con otras muchas habilidades que poseemos y
que desconocemos porque nosotros, a diferencia de los demás seres que pueblan
nuestro planeta, hemos crecido condicionados por una serie de costumbres,
normas, preceptos, leyes, tópicos y creencias aprendidas y heredadas que nos
impiden utilizar las capacidades instintivas con las que nacemos y por
consiguiente, no logramos adaptarnos a los cambios de un modo natural, como
hacen los animales.
Después de haber vivido una suerte de
acontecimientos diversos, importantes y simultáneos que convulsionaron el orden
establecido y provocaron bruscos cambios, después de haber recorrido un difícil
camino para intentar superarlos y/o asimilarlos, la naturaleza me brinda en
este preciso momento, a través de unos seres maravillosos, no humanos, que
están en mi vida, la posibilidad de comprender, aceptar y disfrutar todas mis
vivencias, las buenas, las malas y las regulares de una manera diferente,
instintiva, natural, plena!!.
Mis perras Lola y Jana, con su manera espontánea,
noble y genuina de aprender, comunicarse y adaptarse me están ayudando a
corregir comportamientos y a mirar de otro modo cuanto me rodea, a utilizar un
lenguaje diferente y universal, a descubrir el valor de una mirada y el
significado de un gesto, en definitiva, a tomar y utilizar de forma consciente
todo lo que la naturaleza me ofrece.
Es una sensación de bienestar indescriptible, descubrir
que se puede lograr el entendimiento entre los seres que me rodean de una
manera sencilla y rápida, con constancia y paciencia, con amor y entrega, que
en la naturaleza están todas las respuestas, que mi camino discurre por una
senda diferente, sin asfalto ni artificios y que puedo alcanzar, a nada que me
lo proponga, el equilibrio y la calma que tanto necesita mi alma atribulada e inquieta.
Probablemente nadie logre entender este particular
soliloquio, en realidad no espero que tal cosa suceda, explicar descubrimientos
cuando se trata de emociones y sentimientos es muy complicado, pero aquí lo
dejo porque me apetecía compartirlo y porque, al fin y al cabo, a este rincón
van a parar todas las cosas que escribo…..
Y quien sabe!! ….., igual hay por ahí alguna otra
alma loca que sienta que la mía se le asemeja y alcance a comprender algo de lo
que digo.
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Lola |
Carmen Rocamora
(contadora de historias)
20 de noviembre de 2012
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Jana |