A modo de presentación....

Siempre me ha gustado escribir, cuando una emoción me desborda y los sentimientos se me alborotan, escribo.....
Este rincón parece un buen lugar para compartir todo eso que escribo y también aquello que no me pertenece y que, recogido de diferentes fuentes, he tomado prestado.....
Y ya puesta a compartir, os dejo una relación de mis libros favoritos, una pequeña y variada muestra de la música que me gusta con enlaces a YouTube, algunas noticias y artículos de actualidad o divulgación...., en fin, de todo un poco


jueves, 2 de mayo de 2024

El escalón de los abrazos….

Uno de los cambios más significativos que estoy experimentando desde hace tiempo y que imagino va asociado a los años que ya tengo, es el sueño, mientras que toda mi vida he dormido como un tronco y de un tirón, últimamente me despierto entre una y tres veces todas las noches, además en las mismas franjas horarias, entre la 1:30 y las 2, entre las 4 y las 5 y sobre las 6 o 6:30. Algunas noches, aguanto sin levantarme y sigo durmiendo, pero la mayoría de las veces me levanto para hacer un pis y son muchas las veces que me cuesta luego volver a conciliar el sueño.

Es entonces cuando surgen pensamientos nuevos, mezclados con viejos recuerdos, porque mi mente no es capaz de permanecer inactiva y en calma, pienso si no será porque soy de naturaleza noctámbula y en los últimos tiempos me acuesto muy temprano y tal vez por eso, de madrugada, me activo como si me hubieran enchufado a una fuente de energía.

El caso es que después de este prolegómeno, lo que quiero contar es algo que me vino a la mente hace un par de días, de madrugada, en uno de esos despertares que suelo tener.

Resulta que en nuestra casa del campo, en El Pica, cuando hicimos obras de reforma y ampliación para convertir la casa de campo de mis padres, en nuestro hogar, agregamos a la casa el antiguo porche, convirtiendo ese espacio amplio y luminoso en un comedor que se comunica directamente con la cocina y, como consecuencia de que el antiguo porche estaba a un nivel de suelo más bajo que el resto de la edificación, entre ambos espacios, comedor y cocina, existe un escalón que los delimita.

Pues bien, ese escalón tuvo para mí desde el principio un valor incalculable, cuando descubrí que podía utilizarlo para “dar abrazos” especialmente a mis hijos, porque si yo me situaba en la zona de cocina sobre el escalón y mis hijos se situaban frente a mí en la zona baja del comedor, ya no tenía yo que ponerme de puntillas ni ellos agacharse, para podernos dar un abrazo cálido y apretado de los que tanto me gustan, lo que yo llamo “un achuchón”!

Han sido muchos los abrazos que he dado a mis hijos y ellos a mí en ese escalón y la otra noche me emocioné muchísimo al recordarlo, recordé cómo durante la pandemia y el confinamiento, una de las cosas que más eché de menos fueron esos abrazos y ahora, al no estar viviendo de forma habitual en esa casa, no soy capaz de recordar cuando fue la última vez que utilicé ese escalón, el escalón de los abrazos!

Sin duda estas  cosas que me pasan tienen que ver con el hecho de que tengo ya muchos años, muchas experiencias y acontecimientos vividos y muchos recuerdos que de vez en cuando, en mitad de la noche, hacen su aparición. En fin, que me estoy haciendo mayor! 😄

Buenas noches, dulces sueños!

Carmen Rocamora
(contadora de historias)
2 de mayo de 2024
 

jueves, 24 de diciembre de 2020

Navidad diferente?, no del todo…..

 


La situación que vivimos desde el mes de marzo resulta tan insólita, tan irreal, que a veces pienso que estamos viviendo dentro de una película, convertidos en protagonistas de una historia cinematográfica de ciencia ficción.

Pero no, lo que nos está sucediendo es real, tan real y tan insoportablemente duro, como los miles de fallecidos y enfermos ingresados en hospitales, como las miles de familias que han perdido su trabajo, su casa, su sustento….

No pudimos celebrar las Fallas de Valencia, la Semana Santa, la Feria de Abril ni las Hogueras de San Juan, hace meses que no pisamos un cine, un teatro, que no tomamos una caña en compañía de los amigos y lo peor de todo, que no nos ABRAZAMOS con nuestros seres queridos.

Y ahora, cuando este puñetero año 2020 está próximo a finalizar, la mayor preocupación parece ser que es “salvar la Navidad”. Y yo me pregunto… salvarla? de qué?, somos nosotros, los seres humanos de a pie, quienes nos podemos contagiar, quienes podemos acabar en una UCI o peor aún, marcharnos para siempre, junto al año que finaliza.

Toca vivir una Navidad diferente, sí, pero no del todo, porque salvo las restricciones impuestas por los gobernantes en cada territorio, encaminadas a reducir el número de personas que pueden reunirse para comer o cenar y a limitar el horario en el que se puede circular libremente y el perímetro por el cual se puede transitar, salvo eso, repito, seguimos preparando la Navidad con la misma frenética actividad de consumir, de comprar, de gastar.

A nada que pises la zona centro de una ciudad cualquiera, se observa el mismo ajetreo, las mismas aglomeraciones en calles, tiendas y centros comerciales, como si la pandemia no existiera, si no fuera porque todo el mundo va provisto de su correspondiente mascarilla y que en todos los lugares a los que accedas, está el dispensador del hidrogel, esta Navidad no tendría nada de diferente a las de otras muchas navidades…. La gente abarrota las calles más céntricas y se colapsan los espacios comerciales, con el ansia de comprar, regalos, complementos, alimentación, etc, como si no hubiera un mañana.

Esta pandemia debería servirnos para reflexionar, para cambiar muchas cosas, nos movemos en una sociedad tan global y consumista que la Navidad ha perdido toda su esencia y se ha convertido en un gran acontecimiento comercial.

Incluso los más pequeños la viven con el afán de pedir y acumular muchos juguetes, no viven la magia de la ilusionante espera de la noche de Reyes, como la vivimos los que fuimos niños el siglo pasado, adquirimos en su momento tradiciones ajenas, como la de Papá Noel, sin abandonar las nuestras, con lo cual, se ha duplicado el gasto y el consumo, pero me temo que no de igual modo la ilusión.

En fin, que si por “salvar” la Navidad se entiende, el hecho de que no dejemos de consumir, si lo que preocupa es que se vea perjudicada la economía o que no podamos poner una gran mesa en Noche Buena o el día de Navidad, o que tengamos que prescindir del intercambio de regalos y del “amigo invisible”…. creo que nos estamos equivocando.

Cuídémonos y salvémonos a nosotros mismos y a quienes nos rodean, extremando las precauciones, atendiendo las recomendaciones sanitarias y cumpliendo las normas, no porque nos vayan a multar, sino por responsabilidad particular e individual.

De todos nosotros depende sobrevivir a esta pandemia y aprender de ella, prescindir ahora de muchas cosas que nos gustaría realizar, nos puede proporcionar la posibilidad de llevar a cabo muchas otras cosas, cumplir sueños e ilusiones, cuando esta pesadilla pase.

Lo más importante es estar vivos y sanos, eso es lo que hemos de salvar, la VIDA!

Carmen Rocamora

(contadora de historias)

23 de diciembre de 2020

 

martes, 19 de mayo de 2020

Encuentros en la I Fase…..


Hoy nos hemos reunido en casa
de acuerdo con la legalidad vigente
y provistos de mascarillas…
8 adultos, un niño y un bebé

La primera vez, después de 70 días
que nos vemos las caras todos a la vez
en vivo y en directo
para compartir un bizcocho y un café

Mateo, el bebé, nos miraba perplejo
pero ha encajado muy bien
eso de ver por primera vez
diferentes caras distintas a mamá y papá

Ángel, el niño, ha saludado veloz
y se ha ido directo a ver a las perritas
a las que ha podido regalar
las caricias y abrazos que no nos puede dar

Una vez más, la sabiduría infantil
me alucina…
y una vez más, guardando la distancia
y con mascarilla
he sentido el calor de mi familia

Bienvenida Fase I, sigamos!
que hoy se ha echado de menos
a quienes sumaban más de diez
y se les tiene muchas ganas de ver…

Carmen Rocamora
(contadora de historias)
18 de mayo de 2020 (aunque son las 3:50 de la madrugada del 19)

sábado, 16 de mayo de 2020

La magia de una sonrisa…



Hoy he visto a mi príncipe
después de más de dos meses
y me ha dicho tantas cosas
sólo con su mirada
con sus ojos sonrientes

Que no poder abrazarle
y achucharle como quisiera
ha sido más llevadero
de lo que había imaginado
y los dos hemos consensuado
aplazarlo para más adelante

Hoy me han bastado sus ojos
y unas breves palabras
para sentir, que sigo siendo su nana
y que ese vínculo especial
que le une a nosotros
sigue intacto, o tal vez más fuerte

Hoy he experimentado
la magia de una sonrisa
sin los pliegues de una boca
y he sentido que
frente a los sentimientos
de un niño y sus abuelos
no hay virus que se interponga

Carmen Rocamora
(contadora de historias)
15 de mayo de 2020